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FIEBRE DEL VALLE DEL RIFT



El virus de la FVR (VFVR) pertenece al género Phlebovirus, uno de los cinco géneros de la familia Bunyaviridae. El virus se identificó por vez primera en 1931, durante una epizootia ovina en una granja del Valle de Rift (Kenya). Desde entonces se han notificado brotes en el África subsahariana y el norte de África. En 1997-98, se produjo un brote importante en Kenya, Somalia y Tanzanía. En septiembre de 2000 se confirmaron por primera vez casos de FVR fuera del continente africano (en Arabia Saudita y Yemen), con la consiguiente preocupación por su posible propagación a otras zonas de Asia y a Europa.
Es una enfermedad vírica aguda de carácter infeccioso, cuya transmisión  está ligada a la presencia de diversas especies de mosquitos de los géneros Aedes, Anopheles, Culex, Eretmapodites y Mansonia. Por esta razón, la enfermedad ha estado presente en aquellas zonas en las que existe población suficiente de estos vectores para poder transmitir el virus. 
Debido a su patogenicidad y gran poder de transmisión/difusión, forma parte de las enfermedades de la Lista de la OIE, por lo que la aparición de esta enfermedad en un país supone graves restricciones al comercio de animales vivos, semen y óvulos. También resulta muy costosa desde un punto de vista socioeconómico, debido a los gastos derivados de la prevención, vigilancia y erradicación. En los últimos años la FVR ha sido identificada exclusivamente en los países africanos, concretamente el África Subsahariana y Madagascar y vinculada particularmente con las épocas de grandes  lluvias y las poblaciones densas de mosquitos vectores. Se han reportado focos en animales y humanos en Egipto en 1977-78 y en 1993, así como en Mauritania en 1987 y los más recientes se señalaron en Arabia Saudita y en Yemen en 2000. Fueron descritas infecciones de laboratorio en otras partes del mundo .Esta amplia distribución geográfica en territorios cercanos a la cuenca del Mediterráneo hace que resulte una enfermedad de importante riesgo de introducción para España. 




EPIDEMIOLOGÍA Y TRANSMISIÓN 
El rango de hospedadores susceptibles a ser infectados por el virus de la FVR  es muy amplio: bovinos, ovinos, caprinos,  dromedarios y varios roedores, así como rumiantes salvajes, búfalos, antílopes, ñúes, etc.  Se trata de una zoonosis, los humanos son muy susceptibles. Asimismo, los monos africanos, cerdos y los carnívoros domésticos presentan una viremia transitoria. La transmisión del virus se lleva a cabo fundamentalmente a través de picaduras de varias especies de mosquitos hematófagos pertenecientes a los géneros Aedes, Anopheles, Cules, Eretmapodites y  Mansonia, que son los vectores biológicos competentes de la enfermedad. Los mosquitos del género  Aedes son huéspedes reservorios del virus. También puede darse la transmisión por contaminación directa en el caso de los humanos que manipulan animales y carne infectados. 
Las fuentes de virus para los animales son la fauna salvaje y los vectores. En el caso de los humanos las fuentes de virus son secreciones nasales, sangre, secreciones vaginales (después del aborto en animales), mosquitos y carne infectada. Posiblemente también aerosoles y leche cruda infectada. La distribución geográfica de la FVR depende de la presencia de ciertas especies de mosquitos.  Se mantiene la enfermedad fácilmente en zonas tropicales, subtropicales y regiones de climas  templados en los que la actividad de los vectores mantiene al virus mediante continuos ciclos hospedador-vector. La reintroducción del virus en regiones con meses templados es probable mediante el transporte de animales infectados o mediante el transporte a través del viento de mosquitos portadores del virus. 




SINTOMATOLOGÍA Y LESIONES 
Los síntomas de la enfermedad suelen ser  poco específicos, haciendo difícil el reconocimiento de casos individuales. Lo más característico de la enfermedad es la existencia de numerosos abortos y de mortalidad entre animales jóvenes, junto a la transmisión a  humanos. 
La FVR tiene un período de incubación corto: 12-36 horas en corderos. Puede aparecer una fiebre bifásica de hasta 41°C, y la fiebre permanece alta hasta poco antes de la muerte. Los animales afectados muestran decaimiento, poca tendencia al desplazamiento o a la alimentación, y pueden presentar hinchazón en los nódulos linfáticos superficiales y dolor abdominal. Los corderos raramente sobreviven más de 36 horas tras la  aparición de los signos de enfermedad. Los animales mayores de 2 semanas pueden morir con manifestaciones agudas, hiperagudas o desarrollar una infección asintomática. Algunos animales pueden regurgitar la ingesta y presentar diarrea hemorrágica o sanguinolenta de olor 
nauseabundo junto con descargas nasales mucopurulentas con restos de sangre. A veces se puede observar ictericia, particularmente en los bóvidos. Además de estos síntomas, el ganado adulto puede presentar lagrimeo, salivación y falta de producción lactea. En ovejas gestantes, la mortalidad y la frecuencia de aborto varían del 5% a casi el 100% en diferentes brotes y en diferentes manadas. La tasa de muerte en el ganado vacuno es normalmente inferior al 10%.  Algunos animales autóctonos de África muestran infecciones asintomáticas, mientras que los animales de otras razas sufren una manifestación clínica grave con mortalidad y aborto.  Los animales susceptibles de mayor edad no gestantes y algunas otras especies no muestran signos de enfermedad. Los camellos se han relacionado con frecuencia con las epidemias de FVR en el este de África y Egipto. La enfermedad clínica no aparece en camellos adultos, pero se presentan abortos y se han observado algunas muertes postnatales tempranas.  







DIAGNÓSTICO LABORATORIAL 
El diagnóstico se basa en el aislamiento del virus y su identificación a partir de muestras de sangre y tejidos, así como en la detección de anticuerpos en animales no vacunados. 
Análisis virológicos: 
La identificación del agente infeccioso puede llevarse a cabo bien por aislamiento viral, o bien por detección del antígeno viral en tejidos, o en sangre.El aislamiento del virus se lleva a cabo preferiblemente por medio de inoculación de ratones o hámsteres, otros métodos válidos para su aislamiento son la  inoculación de corderos de 1-2 días, huevos de gallina embrionados o inoculación de cultivos de tejidos (líneas de células VERO o CER, BHK-21, líneas celulares de 
mosquitos o células primarias de riñón o  de testículos de terneros, corderos o cabritos) combinado con inmunofluorescencia. La detección del antígeno viral puede llevarse a cabo por inmunofluorescencia en cortes criostáticos o en improntas del hígado, bazo y cerebro. También se pueden realizar las pruebas de fijación del complemento e inmunodifusión en gel agar a partir de suspensiones de tejidos. También es válida la detección del antígeno en la sangre por medio de los métodos de  inmunodifusión y el  método inmunoenzimático. 
Análisis serológico: 
Por otro lado las  pruebas serológicas reconocidas por la OIE en el Manual de Diagnostico. 
Las muestras recomendadas para realizar la confirmación laboratorial del VFR son las siguientes: 
• Sangre con EDTA  
• Plasma o suero  
• Muestras de hígado, bazo, riñón, nódulos linfáticos, sangre del corazón y encéfalo de fetos abortados. Las muestras deben enviarse al laboratorio en formol tamponado a 10% y en glicerina en suspensión salina conservada a 4°C. Preferiblemente no se enviaran congeladas ya que puede dificultar la detección del virus.

PREVENCIÓN Y CONTROL

Control de la FVR en los animales

  • Los brotes de FVR en los animales pueden prevenirse mediante un programa continuo de vacunación. Se han desarrollado vacunas de uso veterinario, tanto con virus vivos atenuados como con virus inactivados. Sólo se necesita una dosis de vacuna con virus vivos para obtener una inmunidad a largo plazo, pero la vacuna que se utiliza en la actualidad puede ocasionar abortos espontáneos cuando se administra a animales preñados. La vacuna con virus inactivados no tiene este efecto colateral, pero se necesitan múltiples dosis para obtener un efecto protector, lo cual puede resultar problemático en zonas endémicas.
  • Para prevenir epizootias es necesario que los animales sean inmunizados antes de la aparición de los brotes. NO se debe vacunar a los animales una vez que ya se ha producido el brote, pues se corre el riesgo de intensificarlo. Durante las campañas de vacunación de los animales, el personal veterinario puede transmitir el virus de forma involuntaria a través del uso de viales multidosis y la reutilización de agujas y jeringuillas. Si algunos animales de la cabaña ya están infectados y virémicos (aunque todavía no presenten signos evidentes de enfermedad), el virus puede transmitirse entre la cabaña, con la consiguiente amplificación del brote.
  • La restricción de movimientos del ganado o su prohibición pueden ser eficaces para retrasar la propagación del virus de las zonas infectadas a las no infectadas.
  • Como los brotes de FVR en los animales son anteriores a los casos humanos, el establecimiento de un sistema de vigilancia activa para detectar nuevos casos en los animales es esencial para alertar tempranamente a las autoridades de salud pública veterinaria y humana.
Educación sanitaria y reducción del riesgo
Durante los brotes de FVR, el contacto estrecho con los animales, y en particular con sus líquidos corporales, sea de forma directa o a través de aerosoles, es el factor de riesgo más importante de infección por el VFVR. En ausencia de tratamiento específico y de una vacuna humana eficaz, la única forma de reducir las infecciones y las muertes humanas consiste en concienciar a la población acerca de los factores de riesgo de la infección y de las medidas de protección para evitar las picaduras de mosquitos.




Los mensajes de salud pública destinados a reducir el riesgo deben centrarse en:

    1. La reducción del riesgo de transmisión de los animales al ser humano a consecuencia de las prácticas poco seguras de cría y sacrificio de animales. Se deben utilizar guantes y otras prendas protectoras apropiadas y hay que tomar precauciones al sacrificar los animales o manipular animales enfermos o sus tejidos.
    2. La reducción del riesgo de transmisión de los animales al ser humano a consecuencia del consumo de sangre fresca, leche cruda o tejidos animales no cocinados. En las zonas epizoóticas, todos los productos animales (sangre, carne y leche) deben ser bien cocinados antes de su consumo.
    3. La importancia de la protección personal y comunitaria contra las picaduras de los mosquitos utilizando mosquiteros impregnados en insecticidas, repelentes de insectos, si los hay, y ropas de color claro (pantalones y camisas de manga larga), y evitando las actividades al aire libre durante las horas de máxima actividad hematófaga de las especies vector.
    Control de los vectores
    • Otras formas de controlar la propagación de FVR son el control de los vectores y la protección frente a sus picaduras.
    • La aplicación de larvicidas en los criaderos de mosquitos es la forma más eficaz de control de los vectores, siempre que los criaderos se puedan identificar claramente y su número y extensión sean limitados. Sin embargo, durante los periodos de inundación, suelen ser demasiado grandes para que las medidas larvicidas resulten factibles

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