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FIEBRE AFTOSA




La Fiebre Aftosa es una enfermedad viral, altamente transmisible, de curso agudo que afecta a los animales biungulados; se caracteriza por fiebre y presencia de vesículas principalmente en la cavidad bucal, hocico, espacios interdigitales y rodetes coronarios de las pezuñas. Está clasificada como enfermedad de la Lista A de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE), organismo de referencia para la Organización Mundial de Comercio (OMC) en temas relacionados con la salud animal. El agente etiológico es un virus perteneciente a la familia picornaviridae de 23 a 30 nm de diámetro. Existen siete serotipos diferentes: A, O, C, SAT1, SAT2, SAT3 y Asia1. La infección con un serotipo no confiere inmunidad contra los otros. Además, dentro de cada serotipo, se pueden diferenciar numerosos subtipos cuyo grado de protección cruzada es muy variable.  Más de 90 especies animales son susceptibles al virus de Fiebre Aftosa (VFA), entre las especies domésticas más importantes se pueden citar a la bovina, ovina, caprina y porcina. La principal vía de entrada de la infección es la respiratoria y en menor grado la digestiva. Otras vías de ingreso del agente son a través de abrasiones en la piel o en las mucosas. La principal fuente de infección es un animal infectado, otras fuentes de importancia son productos o subproductos de origen animal conteniendo el agente y fomites contaminados tales como vehículos, ropas, equipos, etc. 
Loeffer y Frocsh, quienes descubrieron la enfermedad, demostraron que los terneros inoculados con este agente se infectaban y que grandes cantidades del virus infeccioso eran excretadas por los animales enfermos. También comprobaron que el virus se neutralizaba con los anticuerpos presentes en el suero de animales convalecientes.El origen o fuente de la infección es el animal enfermo de Aftosa, que elimina el virus por saliva, leche, materia fecal y orina. La puerta de entrada del virus a los animales susceptibles puede ser la vía digestiva, respiratoria y/o cutánea
La severidad de los signos clínicos en un animal infectado depende de: la especie afectada, el estado inmunitario, la dosis, la vía de exposición y la cepa viral. Existen diferencias en la probabilidad de infectarse y en la importancia como fuente de infección entre individuos de diferentes especies domésticas. Aunque el bovino y el ovino requieren dosis infectantes mínimas semejantes por vía aerógena (15 a 25 UI), el  bovino tiene mayores probabilidades de infectarse por que inspira un volumen de aire 17 veces mayor que el ovino por unidad de tiempo. Por el mismo motivo, un bovino infectado es una mayor fuente de virus. La importancia de una especie animal como fuente de infección está dada por la cantidad y el tiempo que libera virus al medio un individuo infectado, por la cantidad de animales presentes y por el grado de movilidad que tengan los individuos de esa especie.  Esto, junto con la alta contagiosidad de la enfermedad, obliga a que el diagnóstico sea rápido, lo que necesita la acción conjunta de epidemiólogos, veterinarios y personal de laboratorio. Los países afectados sufren severas pérdidas económicas por la disminución y desvalorización de los productos de origen animal.








VIA DE INFECCIÓN
En condiciones naturales, el contagio se inicia cuando un animal susceptible inhala el “aerosol” producido por la respiración de un animal enfermo cercano. A continuación, en la mucosa superior e inferior de la zona orofaríngea, ocurre un ciclo inicial de multiplicación del virus.
Para las otras formas de ingreso, como puede ser por heridas con un elemento contaminado o por relación sexual, el virus debe llegar a zona orofaríngea para su multiplicación. La réplica en el intestino es poco frecuente porque, como la mayoría de los virus, el picornavirídae no resiste las condiciones ácidas del estómago


MODO DE ACCIÓN
En su etapa inicial, el foco primario de infección está asociado con la puerta de entrada del virus. De acuerdo con cuál sea el lugar de ingreso, entre la introducción del virus y la aparición de las primeras lesiones, transcurre el período de incubación, que varía en extremos de doce horas a catorce días, caracterizados por dos fases distintas. La primera es la fase del eclipse, donde el virus no es localizable. Puede durar pocas horas y corresponde a la penetración intracelular del agente y a la formación de nuevos viriones, que son transferidos a todo el organismo mediante la vía sanguínea y linfática.
La siguiente, fase prodómica, tiene gran importancia epidemiológica, pues los animales no presentan las lesiones características de la aftosa, mostrando síntomas inespecíficos que pueden confundirse con cualquier otra enfermedad. Esta es la fase en que ocurre una amplia distribución del agente infeccioso en el organismo. Desde el punto de vista del contagio a otros animales y antes de la aparición de las lesiones características, este es el momento de mayor peligrosidad para la difusión de la enfermedad. La ocurrencia o no de la enfermedad, depende de la relación de dos variables. Por un lado, que la dosis de virus a la que esté expuesto un animal alcance los niveles críticos y, por otro, a la condición de los mecanismos de defensa del animal en función de la presencia de anticuerpos originados por una infección anterior, vacunación o, en el caso de los terneros, haber lactado de una madre provista de los anticuerpos.

Generalmente, el desarrollo de la Fiebre aftosa, puede caracterizarse por el siguiente patrón:
  • Ingreso del virus por alguna de las alternativas planteadas.
  • Infección de las células del área orofaríngea (mucosas nasales, laringe, faringe, esófago, tráquea y pulmón).
  • Multiplicación del virus en el área orofaríngea y diseminación a las células adyacentes.
  • Pasaje del virus a los vasos sanguíneos y linfáticos.
  • Infección de los ganglios linfáticos y otras glándulas.
  • Infección de las células en los sitios de predilección para el desarrollo de lesiones.
  • Presencia de virus en varias secreciones.
  • Inicio de la fiebre.
  • Aparición de vesículas en las cavidades oral, nasal, patas y a veces en el rúmen en las especies de esta condición.
  • Salivación, descarga nasal y renguera.
  • Ruptura de vesículas y evolución de signos clínicos.
  • Fin de la fiebre.
  • Fin de la viremia y comienzo de la producción de anticuerpos detectables.
  • Descenso de la concentración de virus en varios fluidos y tejidos.
  • Inicio de la cicatrización de las lesiones mientras el animal vuelve a alimentarse.
  • Desaparición gradual del virus en la mayoría de los tejidos y líquidos.
  • Cicatrización completa, aunque el virus continúe persistiendo en la región faríngea, resultando de ello el estado portador

CONTROL Y ERRADICACIÓN
El control y erradicación del VFA están basados en tres principios básicos que generalmente se usan en forma combinada. Las condiciones epidemiológicas, la capacidad técnica y operativa y la disponibilidad de recursos humanos, económicos y financieros determinan la importancia relativa que se da a cada uno de estos principios en la estrategia a aplicarse.

Estos principios son:
· Controlar las fuentes de infección
· Reducir la susceptibilidad de los animales
· Evitar el contacto entre los animales susceptibles y las fuentes de infección
Si se pudiesen controlar las fuentes de infección o se pudiese aumentar la resistencia de los animales al VFA de manera de que ya no sean susceptibles a la infección o se lograse evitar el contacto entre las fuentes de infección y los animales susceptibles el virus desaparecería de la población en forma natural y progresiva por la eliminación de los reservorios de virus y de las fuentes de infección o por la inactivación del agente en estas últimas.En países libres en donde no se practica la vacunación, ante el ingreso del VFA, el énfasis se asienta en el control de las fuentes de infección y en evitar el contacto entre animales susceptibles y las fuentes de infección. Lo primero, se hace mediante la detección precoz y destrucción y eliminación inmediata de los animales infectados y contactos, la desinfección de personas y equipos y la eliminación de materiales potencialmente infectados; lo segundo, se logra mediante la cuarentena de los establecimientos o áreas infectados y la imposición de restricciones a los movimientos de animales, productos y subproductos de origen animal y vehículos potenciales del agente. En los casos en que la efectividad de las medidas descriptas no pueden ser garantizadas o existen condiciones muy favorables para la transmisión viral (Ej.: alta densidad animal) esas acciones son complementadas mediante la vacunación en anillo, destinada a reducir la susceptibilidad de los animales y  así disminuir la difusión del virus. Los animales vacunados son posteriormente sacrificados en forma progresiva. En países libres en donde se practica la vacunación, ante la presencia del VFA se actúa de manera semejante a la descrita para los países libres que no vacunan pero la vacunación en anillo se practicaría en todos los casos. En países infectados en donde se practica la vacunación sistemática se podría diferenciar entre aquellos casos en que la presencia de focos es frecuente y aquellos en que el número de focos es esporádico o se está en las últimas etapas para lograr la erradicación.
En la primera situación, presencia de focos frecuente, evitar el contacto entre susceptibles y fuentes de infección y lograr el control de estas últimas debe implementarse con el mismo rigor que en lugares en donde no se vacuna. Sin embargo, el sacrificio de los animales no suele practicarse por resultar muy oneroso, técnicamente complicado e incluso poco efectivo. La gran particularidad de esta situación es la importancia fundamental que adquiere la reducción de la susceptibilidad de los individuos en el control de la infección. Actualmente, la única forma práctica de lograr esto es mediante la vacunación. Por esto, es conveniente aclarar conceptos relacionados con la eficacia de las vacunas y con la efectividad de las campañas de vacunación. Una vez logrado el control y posterior erradicación del VFA de país (o área), se enfrentará el desafío más grande, esto es mantener la condición de libre.Para esto, un país deberá contar con un sistema de prevención adecuado y constituido por tres niveles con los siguientes objetivos: Primario: evitar la introducción de agentes infecciosos y la exposición de los animales susceptibles a estos agentes. Secundario: detectar precozmente la presencia de la enfermedad o del agente y tomar las primeras medidas para su control.Terciaria: controlar la enfermedad, erradicar el agente y recuperar la condición de libre. La prevención primaria debe reducir el riesgo asociado con el envío, hacia nuestro país, de animales, productos o subproductos que puedan vehiculizar el VFA; vigilar que en los pasos fronterizos, puertos y aeropuertos se cumplan las restricciones al ingreso de animales y productos establecidos por las autoridades; controlar la destrucción de manera segura de los residuos de puertos y aeropuertos internacionales y controlar que los laboratorios que manipulan o tienen virus activo con fines de investigación, diagnóstico o producción de vacunas que cumplan con las normas de bioseguridad correspondientes. La prevención secundaria debe ser capaz de detectar tempranamente cualquier sospecha de enfermedad confundible con FA, realizar el diagnóstico confirmatorio o diferencial y tomar las primeras medidas destinadas a controlar un eventual ingreso de virus. Los trabajadores rurales, productores, transportistas de ganado, personal de ferias y frigoríficos son los individuos que tienen las mayores probabilidades de ver un animal con signos clínicos compatibles con FA y es por eso que deben mantenerse campañas permanentes de difusión y motivación destinados a ellos. Por su parte, la respuesta a una denuncia de sospecha debe ser inmediata, efectiva e informar al denunciante y otros interesados de los resultados obtenidos o el sistema se resentirá a corto plazo. También, debe incluir actividades de vigilancia activa como el análisis de monitoreos serológicos, estudios en áreas de riesgo, resultados de laboratorios y mataderos, controles en frigoríficos, mantenimiento de un banco de secuencias genómicas de cepas de VFA, etc.
La prevención terciaria debe primero controlar el problema, luego eliminar el agente y finalmente llevar a cabo estudios que sirvan para comprobar la ausencia y ser reconocidos como libres por la comunidad internacional (como eliminar el virus ya ha sido tratado). La efectividad de las medidas para evitar el reingreso del VFA a un país son independientes del hecho de que se esté o no vacunando en  forma sistemática a la población  bovina u otra susceptible.  Ante el ingreso del VFA a un país libre, la diferencia entre tener la población vacunada versus tener la población sin vacunar es que la menor susceptibilidad que tendrán los animales en el primer caso reducirá significativamente la probabilidad de difusión de la infección. Como consecuencia, el posterior control y eliminación podrían resultar más fáciles de llevar a cabo. En contraposición, la detección de la presencia de la enfermedad o del agente en poblaciones vacunadas podría pasar inadvertida por más tiempo ya que probablemente los signos clínicos serían leves o incluso podrían estar ausentes. Por lo tanto, el inicio de las medidas para el control podría verse demorado.
Respecto de las condiciones de supervivencia del virus en ambientes externos, se halló oscilaciones que varían desde una a veinte o más semanas, dependiendo de la temperatura y humedad externas y sobre todo, de la presencia de materia orgánica. Todo indica que las condiciones de humedad ambiente alta favorecen la propagación de la enfermedad.




LAS VACUNAS
La eficacia de la vacuna es la capacidad de lograr los objetivos para los que fue desarrollada bajo condiciones ideales. El objetivo primario de la vacuna es proteger contra la enfermedad, reducir la probabilidad de infección y reducir la capacidad de diseminar virus en el caso de que el animal se infecte. La cantidad y el tipo de anticuerpos producidos por el individuo como respuesta a la vacunación determinarán el grado de protección, dependiendo este, de la cepa viral, la carga antigénica y la formulación usada en la elaboración del inmunógeno. La eficacia (o potencia) de las vacunas puede ser evaluada por medio de pruebas directas como la de protección contra la generalización podal (PGP), consistente en el desafío por descarga viral de animales primovacunados. Esta es la prueba aceptada internacionalmente como de referencia. Una alternativa a esta, es el uso de pruebas indirectas como el test de ELISA en fase líquida para la titulación de anticuerpos a tiempos posvacunación preestablecidos. 





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