Nuevamente Alemania está en el punto de mira de una preocupante y mediatizada toxiinfección alimentaria . Independientemente del origen de este nuevo brote, y a falta de informaciones más claras y veraces, se podría cuestionar el rigor de la investigación epidemiológica llevada a cabo cuando llega a presentar tal número de casos (se asegura que más de mil) y algunos de ellos letales (doce hasta el día de hoy). La vigilancia epidemiológica está para eso, para detectar y parar a tiempo las epidemias tras un estudio rápido de los primeros casos (e identificación del germen), del mecanismo de transmisión (ingestión alimentaria pero también posibilidad de contagio persona a persona) y de las posibles fuentes de infección (portadores asintomáticos y enfermos manipuladores de alimentos y posibles alimentos implicados). Si esto no se hace pronto y eficaz por parte de los servicios de epidemiología local donde comienza el brote, este se propaga de tal forma que la investigación se complica día a día, se “les va de las manos” y claramente esta es la situación que estamos viviendo.
Los medios de comunicación (¿inocentemente?) se hacen eco del brote y de los presuntos culpables, aunque sin confirmar plenamente su origen: los pepinos de los campos almerienses. Como suele ocurrir, como ya pasó con las dioxinas cárnicas en ese mismo país, la autocrítica brilla por su ausencia, y la campaña de desinformación está arruinando a una buena parte del sector hortofrutícola del poniente andaluz. Pero, a pesar de la información simplificada y tergiversada que nos llega de las noticias de las distintas agencias, podemos apuntar varias hipótesis sobre lo que está ocurriendo. La más importante es la que ya hemos comentado: las cosas no se están haciendo lo bien que se debería; y la segunda versa sobre cuál o cuáles han sido las circunstancias que han originado esta epidemia. Antes de continuar expondré brevemente ante qué tipo de infección nos encontramos.
El genero Escherichia comprende cinco especies de las que solamente Escherichia coli es patógena para el hombre. La E.coli, es una bacteria anaerobia (crece en ausencia de oxígeno) que forma parte de la flora intestinal de los seres humanos y de los animales de sangre caliente, e incluye un amplio y diverso grupo de bacterias. Entre estas se encuentran las productoras de toxina Shiga que causan enteritis invasora (inflamación e invasión de la mucosa intestinal) idéntica a la de otro grupo de bacterias patógenas para los humanos, lasshigelas. Este subgrupo de E. coli suele presentar un cuadro clínico de enteritis hemorrágica sin fiebre, asociada con frecuencia a dos graves complicaciones, el síndrome urémico hemolítico (afectación renal y rotura de hematíes) y la púrpura trombótica y trombocitopenica (afectación vascular y de otras células de la sangre, las plaquetas). El principal serogrupo de E. coli productor de toxina shiga es el O157:H7.
La enfermedad se transmite por vía fecal-oral y el vehículo mas frecuente de infección humana es la carne de bovino poco cocinada. También se ha documentado la infección a través de carne de pavo, leche cruda, yogur, mayonesa, ensaladas, vegetales crudos y agua contaminada. La transmisión de persona a persona también ha sido descrita.
Los casos y brotes epidémicos por E. Coli se han producido con mayor frecuencia en los Estados Unidos y en los países del norte de Europa . En el conjunto del Estado español en los años 2008 y 2009 se documentan pocos casos de la infección, no llegando a los 20 enfermos al año , aunque la situación epidemiológica real siempre es superior a los casos declarados o detectados. Hay que hacer notar que la mayor o menor aparición de enfermos en los diferentes países nos está informando del tipo y modo del consumo alimentario. Los países donde tradicionalmente son más consumidores de carnes de origen bovino y preparadas con poca cocción es donde se han declarado más brotes por esta bacteria. Igualmente es más probable que en estos países la endemia, o el porcentaje de portadores de la bacteria sin síntomas, sean muy superiores, lo que propicia la mayor posibilidad de transmisión a los alimentos mediante su manipulación. Si bien es verdad que las verduras y hortalizas pueden contaminarse por aguas o abonos orgánicos en los terrenos de cultivo, esa probabilidad, aunque no es habitual en nuestro medio al menos para esta bacteria, debe descartarse y controlarse en las inspecciones sanitarias. Por otro lado, es una realidad que tanto la incidencia de casos de la enfermedad en general y por consumo de productos vegetales cultivados en nuestras tierras en particular ha sido insignificante en los últimos años.
A falta de una mayor y mejor información las sospechas y las hipótesis deben apuntarse en todas las direcciones posibles. Suponiendo que efectivamente se ha aislado este subgrupo de bacterias en los pepinos almerienses; suponiendo también que han sido exhaustivos en el análisis de todos los alimentos que pueden transmitir este tipo de infección en la zona; y suponiendo nuevamente que en todos ellos el resultado analítico ha sido negativo. Si todo eso hubiese ocurrido así, ahora tocaría investigar en qué momento del proceso se ha producido la contaminación, ¿en la tierra de cultivo?, ¿en el transporte?, ¿y en qué momento del transporte?, ¿en la manipulación durante su envasado en Alemania?….y así podríamos continuar la cadena de sucesos hasta el propio consumo del alimento.
Es muy posible que no lleguemos a saber ya todos estos detalles, y otros importantes en relación con los enfermos y sus contactos, que nos explicarían las verdaderas causas de esta epidemia y las adecuadas medidas de intervención porque la extensión y ramificaciones de los casos hace cada vez más difícil conocer el verdadero origen de la epidemia. Pero mientras sí y mientras no, si me dieran a elegir entre la inocuidad de los pepinos andaluces y la calidad de las intervenciones higiénico-sanitarias alemanas, sin duda me quedaría con la primera opción, porque aunque el pepino estuviera realmente contaminado con la bacteria ésta se encontraría en su superficie y aquí, en Andalucía al menos, cuando preparamos una buena ensalada que lleve pepinos éstos los lavamos y pelamos bien antes de su consumo. Normas elementales de higiene alimentaria.
La bacteria E. coli, después de ser ingerida por los humanos, se incuba por tres a cuatro días. Pero los síntomas pueden aparecer dentro de 24 horas. En cerca de un cuarto de los intoxicados, la enfermedad típicamente termina con calambres estomacales y diarrea. Para otros, la bacteria ataca los intestinos, causando diarea de sangre y algunas veces vómitos. La infeción de E. coli O157 usualmente se distingue de otras infecciones de bacterias por la ausencia de fiebre.
Seguridad Alimentaria
Lo último en seguridad de nuestros alimentos depende, en parte, de procedimientos estrictos de inspección de la carne y precauciones sanitarias al plantar y cosechar productos. Hay algunas medidas que usted puede seguir al comprar y preparar lo que va a comer. He aquí seis pasos para proteger a su familia.
1. Cuando haga sus compras de alimentos, compre la carne al final. Colóquela en bolsas plásticas para que no gotee en otros productos. Cuando llegue a casa, refrigérela o póngala en el congelador inmediatamente.
2. Lave las frutas y los vegetales, restriegue los melones con un cepillo bajo el chorro de agua fría antes de cortarlos.
3. Lave sus manos con jabón bajo la llave con agua tibia después de usar el baño, cambiar algún pañal de un bebé y antes de preparar los alimentos.
4. Lave los utensilios de cocina, tablas de cortar y sus manos después de haber estado en contacto con carne cruda.
5. No tome leche que no esté pasteurizada o agua que no sea potable. Antes de tomar sidra que no esté pasteurizada, hiérvala a 160 grados.
6. Observe a los trabajadores de cuidado infantil si se lavan las manos después de cambiar un pañal y asegúrese que afiches alusivos a lo mismo estén puestos; controle que el área de cambiar pañales esté separada de las áreas donde se come. Asimismo, si la entidad es inspeccionada por oficiales de salud.
Actividad del Arándano y el E.coli
De acuerdo a investigaciones realizadas por el Consejo Consultivo de la Investigación de la Salud y Nutrición de Cítricos del Departamento de Florida, en Estados Unidos, el arándano es una de las frutas más saludables ya que contiene proantocianidinas (PACs), los cuales son compuestos naturales con propiedades antioxidantes y antiadherentes, únicas del arándano.
Las antiadherentes protegen las paredes del aparato gastrointestinal evitando que las bacterias dañinas, como el H. Pylori, se adhieran a éstas y son eliminadas del cuerpo de una forma sencilla y natural ayudando, de esta forma, a prevenir enfermedades del aparato digestivo como úlceras estomacales.
Igualmente los antiadherentes ayudan a prevenir infecciones en vías urinarias (IVU), las cuales son cada vez más comunes entre mujeres. Casi la mitad de las mujeres experimenta una vez en su vida alguna infección en vías urinarias, estas infecciones son provocadas por la bacteria E. Coli en la mayoría de los casos.
Los derivados del Arándano han demostrado resultados efectivos en el control de las infecciones urinarias. Las observaciones alcanzadas hasta el momento sólo permiten aceptar que estas sustancias acidifican la orina en base a la eliminación de ácido hipúrico y reducen la capacidad de la E. Coli a adherirse al urotelio y penetrar en el corion.
Puede ser aceptado que el Arándano pueda asociarse a los antibióticos cuando una infección urinaria ha sido comprobada y persistir en su empleo en la idea de disminuir las recidivas infecciosas.
Para la mayor parte de estos efectos, el impacto en bacterias era más fuerte cuanto más alta es la concentración del jugo de arándano o de los taninos, sugiriendo que los productos y el jugo enteros del arándano que no se ha diluido altamente puedan tener los efectos de salud más grandes.




Comentarios
Publicar un comentario